Los niños alimentados de forma sana son más inteligentes.
Esto se desprende de un estudio publicado en el European Journal of Epidemiology, que ha examinado la asociación entre los hábitos alimentarios a los 6, 15 y 24 meses y el coeficiente de intelectual (CI) a los 8 años de edad.
Tras analizar una muestra de más de 7.000 niños ingleses, los investigadores llegaron a la siguiente conclusión:
Los niños que fueron amamantados durante seis meses y que de forma regular comían legumbres, queso, frutas y verduras durante los dos primeros años de vida tenían un coeficiente intelectual dos puntos superior al de los niños que de forma regular ingerían galletas, chocolate, dulces , refrescos o patatas fritas.
Según los investigadores esto se explica porque la dieta aporta los nutrientes necesarios para el desarrollo de los tejidos cerebrales en la dos primeros años de vida, momento de máxima plasticidad neuronal.
Una razón inteligente para comer sano
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